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miércoles, 31 de agosto de 2016
domingo, 28 de agosto de 2016
Domingo XXII del tiempo Ordinario
Reflexión del evangelio de Lucas (14,1.7-14)
Bien una de las enseñanzas que nos deja el evangelio y que también nos habla la primera lectura, es el tema de la humildad.
Bien, entonces podemos decir que la humildad... el humilde es el que se conoce, y sabe lo que vale... no se agranda mas de la cuenta, ni tampoco se hace menos. Entonces es el que se conoce y el que se valora.
Dios nos ama como somos, siempre. Él quiere, que vallamos mejorando cada vez mas. Él habla como quien nos ama como somos; y para ir siendo mejores necesitamos ésto. Necesitamos conocer lo que somos, ir preparando nuestro propio valor , para de ahí entonces ir preparándonos para la vida.
Entonces el humilde, es el que sabe lo bueno que hace o mas bien aquel que prefiere la GRACIA DE DIOS, por eso trata de crecer. Pero también sabe lo malo que hace y trata de cambiar realmente para mejor.
También está representado en ésta parábola; dónde vemos esto de los primeros lugares y los últimos. Y nos hace referencia a esto de no valorarnos más de la cuenta; por ello los importantes son los últimos, por eso esa enseñanza de Jesús de la humildad, enseñanza que es llevada durante todo el evangelio.
Y no nos olvidemos de lo otro que nos trae Jesús es la enseñanza, de que tenemos que amar abiertamente, sin esperar nada a cambio; lo importante, dice el evangelio, es tener la recompensa de la resurrección. La recompensa, nos viene de Dios, entonces, es un amor gratuito, nos enseña Jesús, UN AMOR SIN ESPERAR NADA A CAMBIO, por eso nos habla de ese clásico, de invitar a un banquete a vecinos, amigos y a aquellos que no nos recompensarán a su vez. Porque la recompensa no la tenemos que buscar en los demás sino que tenemos que buscarla de Dios. Por eso la enseñanza, de Jesús, a amar a los demás, pero de esta manera gratuita sin interés alguno.
Que a través de ésto que nos enseña el Señor, podamos vivir en humildad, y amar desinteresadamente a nuestros hermanos. que así sea.
Pbro. Claudio Ronai
Parroquia de San José
Santuario de San Roque
Bien una de las enseñanzas que nos deja el evangelio y que también nos habla la primera lectura, es el tema de la humildad.
Bien, entonces podemos decir que la humildad... el humilde es el que se conoce, y sabe lo que vale... no se agranda mas de la cuenta, ni tampoco se hace menos. Entonces es el que se conoce y el que se valora.
Dios nos ama como somos, siempre. Él quiere, que vallamos mejorando cada vez mas. Él habla como quien nos ama como somos; y para ir siendo mejores necesitamos ésto. Necesitamos conocer lo que somos, ir preparando nuestro propio valor , para de ahí entonces ir preparándonos para la vida.
Entonces el humilde, es el que sabe lo bueno que hace o mas bien aquel que prefiere la GRACIA DE DIOS, por eso trata de crecer. Pero también sabe lo malo que hace y trata de cambiar realmente para mejor.
También está representado en ésta parábola; dónde vemos esto de los primeros lugares y los últimos. Y nos hace referencia a esto de no valorarnos más de la cuenta; por ello los importantes son los últimos, por eso esa enseñanza de Jesús de la humildad, enseñanza que es llevada durante todo el evangelio.
Y no nos olvidemos de lo otro que nos trae Jesús es la enseñanza, de que tenemos que amar abiertamente, sin esperar nada a cambio; lo importante, dice el evangelio, es tener la recompensa de la resurrección. La recompensa, nos viene de Dios, entonces, es un amor gratuito, nos enseña Jesús, UN AMOR SIN ESPERAR NADA A CAMBIO, por eso nos habla de ese clásico, de invitar a un banquete a vecinos, amigos y a aquellos que no nos recompensarán a su vez. Porque la recompensa no la tenemos que buscar en los demás sino que tenemos que buscarla de Dios. Por eso la enseñanza, de Jesús, a amar a los demás, pero de esta manera gratuita sin interés alguno.
Que a través de ésto que nos enseña el Señor, podamos vivir en humildad, y amar desinteresadamente a nuestros hermanos. que así sea.
Pbro. Claudio Ronai
Parroquia de San José
Santuario de San Roque
lunes, 22 de agosto de 2016
Domingo XXI del tiempo Ordinario
San Roque Santuario de San Roque venerado en San José Detpo. Sta María Catamarca Argentina |
ENTRONIZACIÓN DE SAN ROQUE A SU CAMERÍN.
Buenas
tardes hermanos. A la luz del evangelio de la palabra de Dios que hemos
escuchado, hoy nos encontramos clausurando las festividades de San Roque para
ponerlo en el lugar de donde nosotros lo encontramos.
En
el evangelio vemos que el Señor nos habla de varias maneras sobre nuestro
destino después de ésta vida en la tierra. En una oportunidad describió la
puerta del cielo como estrecha, angosta y difícil, y la del infierno como una
puerta ancha, amplia y fácil. Por supuesto nos recomendó que nos esforzáremos
nosotros para entrar por la puerta angosta que lleva al cielo.
Los seres humanos nacemos, crecemos y morimos,
de hecho nacemos para morir. Nacer a la vida verdadera, para nacer a ésta vida,
hay que entrar por la puerta angosta.
Nuestro
destino para toda la eternidad queda definido en un instante mismo de nuestra
muerte. En ese mismo momento nuestra alma que es inmortal se separa de nuestro
cuerpo e inmediatamente es juzgado por Dios, en lo que se denomina y conocemos
según el catecismo de la Iglesia Católica el Juicio Particular, el cual
consiste en una iluminación instantánea que el alma recibe de Dios mediante la
cual ésta, salva su destino para la eternidad, según sus buenas y malas obras.
Nosotros no podemos escapar a las palabras del Señor y en base a ellas seremos
juzgados: si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento, si recibimos
al extranjero y vestimos al desnudo, si dedicamos tiempo para acompañar al que
estaba enfermo o prisionero, igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar
la duda que hace caer en el miedo y en ocasiones es fuente de soledad, si
fuimos capaces de vencer la ignorancia en la que viven millones de personas,
sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la
pobreza, si fuimos capases de ser cercanos a quien estaba solo y afligido, si
perdonamos a quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio
que conduce a la violencia, si tuvimos paciencia siguiendo el ejemplo de Dios
que es tan paciente con nosotros y si encomendamos en oración a nuestros
hermanos y hermanas. En cada uno de estos más pequeños, está presente Cristo
mismo. Su carne se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado,
flagelado, desnutrido para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos, lo asistamos
con cuidado. No olvidemos hermanos las palabras que decía San Juan de la Cruz
“en el ocaso de nuestra vidas seremos juzgados en el amor”. Jesús nos dice que
para llegar al cielo hay que esforzarse: “esfuércense por entrar por la puerta
que es angosta y aprendan que la puerta del cielo es angosta y que muchos
trataran de entrar al cielo y no podrán”. Es importante reconocer la
misericordia del Señor que se manifiesta y se ha manifestado en este tiempo de
San Roque. San Roque ha sido misericordia, misericordia expresa en el Señor
entre nosotros, por eso es conveniente advertir lo que hemos escuchado en la
segunda lectura, en la lectura de la carta de los hebreos “hermanos si nuestras
obras no son acorde a las obras de misericordia que el Señor nos pide,
escuchemos la corrección del hermano y tratemos de andar por el buen camino
para entrar a la vida eterna como lo dice Jesús”.
Así
en la segunda lectura hemos escuchado “es verdad que toda corrección en el
momento de recibirla es motivo de tristeza y no de alegría, pero más tarde
hermano, entiende, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido
adiestrados por ellos. Por eso que recobren el vigor las manos que desfallecen,
las rodillas que flaquean, avancen por un camino llano para que el resto no
caiga sino que se salven.
San
Roque ha sido un tiempo de misericordia por el cual ciertamente nosotros, como
reza la primera lectura, podemos llegar a ofrendar al Señor en recipientes
verdaderamente puros.
Entren
por la puerta angosta, porque la puerta ancha y el camino amplio conducen a la
perdición y muchos entran por allí. Angosta es la puerta y estrecho el camino
que conducen a la salvación y pocos son los que entran por él, o sea que según
éstas palabras de Jesucristo es fácil llegar al infierno y muchos van para
ella; y es difícil llegar al cielo y pocos llegaran allí. El cristiano
ciertamente pervive en esta tierra y ciudadano del cielo, salimos de Dios y
volvemos hacia Él, necesariamente nosotros salimos de la misericordia y
volvemos a Él por su misericordia, por eso un cristiano tiene que ser
misericordioso y en ésta enseñanza la Iglesia no puede hacer más que repetir la
misma cosa a sus hijos “sean misericordiosos como lo es el Padre”. Las obras de
misericordia no solo hacen bien a otros, nos hacen bien a nosotros, transforman
el corazón. No son un adorno en la vida de los cristianos sino que hacen a la
esencia de nuestra fe, nos identifican con Cristo, es el camino marcado por
Jesús y el que recorrieron los santos como el caso de nuestro santo Roque.
Pbro. Luis Lopez
Rector del Santuario de San Roque- Prelatura de Cafayate.
lunes, 15 de agosto de 2016
Festividad de San Roque
San Roque Santuario de San Roque- Prelatura de Cafayate San José, Santa María Catamarca Argentina Foto: L.Y. Q. |
San Roque nos convoca a interiorizar profundamente el sentido del Evangelio en el capítulo 25... "cada vez que lo hicieron o no lo hicieron con esos mis humildes hermanos, me lo hicieron o no me lo hicieron a mí"...
¿Sabremos identificar nosotros las pestes de nuestro tiempo que atentan contra la vida y que nos invita San Roque a tocar estas pestes con nuestras manos, para que el mal no prospere, para que no permitamos que lo malo se difunda entre nosotros? ¿Podremos identificarnos con San Roque, hoy aquí en San José, a trescientos años de su fundación, herederos de una rica tradición, en esta Patria nuestra, en esta Iglesia nuestra? Ojalá que así sea.
Homilía de monseñor José Demetrio Jiménez, obispo de la Prelatura de Cafayate en el Santuario San Roque y parroquia San José de pueblo homónimo (Santa María-Catamarca).
Escuchar homilía completa
domingo, 14 de agosto de 2016
Asunción de la Virgen Marìa, Madre de Misericordia
EVANGELIO San Lucas (1,39-56): MEDITACIÓN
En este día celebramos a la virgen y su asunción al cielo y a la queremos contemplar como Marìa, ella que es la Madre de la Misericordia. María es la Madre del perdón en el amor y en el amor perdón. Brota del amor misericordioso de Cristo y lo manifiesta. Y Marìa está al servicio de la Misericordia de Cristo. Es lo que recordamos y hoy vivimos.. Por que?.. Por que contempla la situación de la humanidad por el pecado original y ofrece la única solución posible: la redención centrada en la pasión y muerte del Señor. La misericordia es la constante de la vida de Jesucristo. Recordemos al paralitico, le ofrece la sanación del alma y del cuerpo. Confía en el Único Hijo, sus pecados le son perdonados. Igualmente la mujer hemorroísa, hija, tu confiaste... tu fe te ha salvado...y quedó sana la mujer desde aquel momento.
En la cruz nos ofrece la gran solución : Padre perdónales por que no saben lo que hacen...Y entonces abre las puertas del cielo al buen ladrón gritando: hoy estarás conmigo en el paraíso.
María, la sin pecado original es objeto preferencial de la Misericordia de Cristo, por ella, es privilegiada y excepcionalmente redimida, ella es la Inmaculada Concepción.
María objeto preferencial de la Misericordia de Cristo por que es también la llena de Gracia, llena de toda la gracia necesaria para ser la Madre del Dios. Madre Virgen, por que es madre de Cristo, Madre de Misericordia. por que es madre de Cristo.
María es Madre de Misericordia desde el misterio de la encarnación, la gran Misericordia del Verbo que se hace hombre al creador del corazón de maría por obra del Espíritu Santo.
María es Madre de Misericordia proyectando su amor sobre Cristo en la Cruz, con ternura de madre, lo sigue proyectando sobre la iglesia, cuerpo de Cristo y por lo tanto sobre nosotros pecadores.
María es Madre de Misericordia, que perdona a Pedro, quien niega a su hijo; también a Judas el traidor y a los que crucificaron al Cristo. Pensemos que ella respira con su hijo: Padre perdónales...
María nos ofrece la Misericordia de Cristo y siempre nos orienta hacia Él.
María es el camino del perdón, no dejemos de tomarlo en cuenta, por eso nos conduce a la confesión, nos conduce a la Eucaristía. Acostumbrados todos a contemplar los misterios del rosario, reconocemos que el rosario es camino de oración para alcanzar misericordia de Cristo y experimentamos el amor misericordioso de la Madre. En maría, triunfa la Misericordia por eso es privilegiadamente asunta al cielo, en cuerpo y alma y coronada como Reina y Madre de Misericordia. Hermanos recibamos la Misericordia Maternal de María en nuestra vida.
P. Luis Lopez
Rector del Santuario de San Roque
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