Vocaciones

La Vocación sacerdotal es un llamado de Dios a servirlo en los hermanos como el Buen Pastor que es Cristo. Esto conlleva el esfuerzo constante de configurar la propia persona a la de Jesús, identificando la misión mesiánica con el sentido de la vida.

Si fuera una tarea personal sería irrealizable, pero en realidad es obra divina. Trabajo de Dios que amasa el barro humano, por eso es posible. Tarea del Alfarero que hace, deshace y rehace, una y otra vez la basija en la que deposita sus tesoros.

La Gracia de Dios es la que se abre paso en nuestras imperfecciones, consolando en las luchas, confortando y fortaleciendo en el combate espiritual. Por lo tanto, la confianza no está depositada en el hombre llamado al sacerdocio, sino en Dios.

De muchas formas actúa la Gracia Divina en los corazones llamados. Una de ellas es a través de la comunidad. Ella se presta a la acción de la Gracia con su presencia afectiva, efectiva y orante.

Con esa confianza puesta en Dios quien cree ser llamado, puede ser generoso en responder.

Si te sientes convocado por Jesús, piensa en estas cosas, no sólo en tus limitaciones y ponte en contacto con tus sacerdotes o los religiosos de tu comunidad. También puedes usar nuestro correo electrónico en la pantalla contáctenos

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