San Roque Santuario de San Roque venerado en San José Detpo. Sta María Catamarca Argentina |
ENTRONIZACIÓN DE SAN ROQUE A SU CAMERÍN.
Buenas
tardes hermanos. A la luz del evangelio de la palabra de Dios que hemos
escuchado, hoy nos encontramos clausurando las festividades de San Roque para
ponerlo en el lugar de donde nosotros lo encontramos.
En
el evangelio vemos que el Señor nos habla de varias maneras sobre nuestro
destino después de ésta vida en la tierra. En una oportunidad describió la
puerta del cielo como estrecha, angosta y difícil, y la del infierno como una
puerta ancha, amplia y fácil. Por supuesto nos recomendó que nos esforzáremos
nosotros para entrar por la puerta angosta que lleva al cielo.
Los seres humanos nacemos, crecemos y morimos,
de hecho nacemos para morir. Nacer a la vida verdadera, para nacer a ésta vida,
hay que entrar por la puerta angosta.
Nuestro
destino para toda la eternidad queda definido en un instante mismo de nuestra
muerte. En ese mismo momento nuestra alma que es inmortal se separa de nuestro
cuerpo e inmediatamente es juzgado por Dios, en lo que se denomina y conocemos
según el catecismo de la Iglesia Católica el Juicio Particular, el cual
consiste en una iluminación instantánea que el alma recibe de Dios mediante la
cual ésta, salva su destino para la eternidad, según sus buenas y malas obras.
Nosotros no podemos escapar a las palabras del Señor y en base a ellas seremos
juzgados: si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento, si recibimos
al extranjero y vestimos al desnudo, si dedicamos tiempo para acompañar al que
estaba enfermo o prisionero, igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar
la duda que hace caer en el miedo y en ocasiones es fuente de soledad, si
fuimos capaces de vencer la ignorancia en la que viven millones de personas,
sobre todo los niños privados de la ayuda necesaria para ser rescatados de la
pobreza, si fuimos capases de ser cercanos a quien estaba solo y afligido, si
perdonamos a quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio
que conduce a la violencia, si tuvimos paciencia siguiendo el ejemplo de Dios
que es tan paciente con nosotros y si encomendamos en oración a nuestros
hermanos y hermanas. En cada uno de estos más pequeños, está presente Cristo
mismo. Su carne se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado,
flagelado, desnutrido para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos, lo asistamos
con cuidado. No olvidemos hermanos las palabras que decía San Juan de la Cruz
“en el ocaso de nuestra vidas seremos juzgados en el amor”. Jesús nos dice que
para llegar al cielo hay que esforzarse: “esfuércense por entrar por la puerta
que es angosta y aprendan que la puerta del cielo es angosta y que muchos
trataran de entrar al cielo y no podrán”. Es importante reconocer la
misericordia del Señor que se manifiesta y se ha manifestado en este tiempo de
San Roque. San Roque ha sido misericordia, misericordia expresa en el Señor
entre nosotros, por eso es conveniente advertir lo que hemos escuchado en la
segunda lectura, en la lectura de la carta de los hebreos “hermanos si nuestras
obras no son acorde a las obras de misericordia que el Señor nos pide,
escuchemos la corrección del hermano y tratemos de andar por el buen camino
para entrar a la vida eterna como lo dice Jesús”.
Así
en la segunda lectura hemos escuchado “es verdad que toda corrección en el
momento de recibirla es motivo de tristeza y no de alegría, pero más tarde
hermano, entiende, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido
adiestrados por ellos. Por eso que recobren el vigor las manos que desfallecen,
las rodillas que flaquean, avancen por un camino llano para que el resto no
caiga sino que se salven.
San
Roque ha sido un tiempo de misericordia por el cual ciertamente nosotros, como
reza la primera lectura, podemos llegar a ofrendar al Señor en recipientes
verdaderamente puros.
Entren
por la puerta angosta, porque la puerta ancha y el camino amplio conducen a la
perdición y muchos entran por allí. Angosta es la puerta y estrecho el camino
que conducen a la salvación y pocos son los que entran por él, o sea que según
éstas palabras de Jesucristo es fácil llegar al infierno y muchos van para
ella; y es difícil llegar al cielo y pocos llegaran allí. El cristiano
ciertamente pervive en esta tierra y ciudadano del cielo, salimos de Dios y
volvemos hacia Él, necesariamente nosotros salimos de la misericordia y
volvemos a Él por su misericordia, por eso un cristiano tiene que ser
misericordioso y en ésta enseñanza la Iglesia no puede hacer más que repetir la
misma cosa a sus hijos “sean misericordiosos como lo es el Padre”. Las obras de
misericordia no solo hacen bien a otros, nos hacen bien a nosotros, transforman
el corazón. No son un adorno en la vida de los cristianos sino que hacen a la
esencia de nuestra fe, nos identifican con Cristo, es el camino marcado por
Jesús y el que recorrieron los santos como el caso de nuestro santo Roque.
Pbro. Luis Lopez
Rector del Santuario de San Roque- Prelatura de Cafayate.