miércoles, 29 de mayo de 2013

Corpus Cristi

El siguiente texto es 
extracto adaptado del  guión 
para la  procesión 
de Corpus Cristi 
de la Parroquia 
San Carlos Borromeo
Prelatura de Cafayate



Seguramente muchos de nosotros hemos aprendido en nuestra catequesis para recibir la Primera Comunión sobre qué es la Eucaristía o el Santísimo Sacramento del Altar. No nos viene nada mal recordar y profundizar en esta gran ocasión para conocer y amar más al Jesús

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sábado, 25 de mayo de 2013

Domingo de la Santísima Trinidad


 Símbolo un pan

Este símbolo me lo sugirió el P. Pío de Pietralchina, el cual para explicar el misterio de la Trinidad utilizaba el ejemplo del pan. Yo lo desarrollé el año pasado con todas las personas en la homilía y lo captaron muy bien.
Lo que expongo a continuación es un ejemplo de cómo se puede hacer una homilía sobre la Trinidad partiendo de un símbolo casero y con preguntas muy sencillas que todo el mundo puede contestar y que lleven a la gente a profundizar y entender, en la medida que Dios lo permita, este misterio central de la fe.

¿Cómo se puede hacer?

Se enseña el pan, a ser posible casero y luego se desarrolla la homilía haciendo preguntas a la gente como las que se señalan u otras que a cada uno se le ocurran y desde lo que digan ir desarrollando el tema.

-          ¿Qué elementos fundamentales se necesitan para hacer un pan?
Harina, agua y levadura.
Los tres elementos son distintos. El agua no es harina ni levadura. La harina no es levadura… y sin embargo unidos los tres forman una realidad distinta: el pan.

Algo así, pero con sus matizaciones, es el misterio de la Trinidad. El Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo. El Hijo no es el Padre, pero los tres son Dios, un Dios único y verdadero no tres dioses…

Si quisiéramos, sirviéndonos de estos tres elementos que hacen el pan, individuarlos y aplicarlos a la realidad de la Trinidad y a cada una de sus personas.

-          ¿La harina a qué Persona simbolizaría?
Al Padre.
La harina es el fundamento básico del pan…
El padre es el Creador, el Señor, de él procede todo… Él es la base, el sustento…

-          ¿El agua a que persona simbolizaría?
Al Hijo
El agua, unida a la harina forma una masa de la que sale el pan…
El Padre es Padre por el Hijo. Los evangelios al hablar del Hijo dicen que es como el agua: “El que tenga sed que venga a mí y beba…” “Yo soy el agua viva”…

-          ¿La levadura a que persona simbolizaría?
Al Espíritu Santo.
La levadura unida a la masa la hace fermentar y crecer. La levadura es la que nos da un buen pan…
El Espíritu es el alma del mundo y de la Iglesia y de todo. El espíritu está presente en todo dándole el toque divino…

Cada persona de la Trinidad tiene su peculiaridad, como cada elemento del pan, y los tres forman un único Dios. A cada persona le atribuimos una obra: la creación, la redención, la santificación.

-          Un pan además de estos tres elementos, que son fundamentales, a veces se le añaden otras cosas. ¿Qué cosas?
Sal, grasa, azúcar, pasas, etc.

-          En este “Pan Trinidad” formado por el Padre el Hijo y el Espíritu Santo, ¿qué serían estos otros elementos?

Cada uno de nosotros. No somos esenciales a la Trinidad, pero le damos algo, le completamos, si puede decirse así, con algo… Le damos no porque le falte, sino porque así nos realizamos nosotros y podemos ser perfectamente felices.

Nosotros estamos llamados a ser dioses en la Trinidad y ya desde esta tierra... Dios, por su gran amor, ha querido hacernos participes de su divinidad y aunque no somos esenciales a ella, como la sal, la grasa… al pan, le damos sabor, color… Presencializamos a la Trinidad… Este ser como dioses no tiene nada que ver con la propuesta del pecado original, porque en él el demonio tentó a la humanidad a que fuera divina por sí misma, por sus solas fuerzas, independientemente de Dios, peor aún, dándole la espalda. Estar asociados a la Trinidad, según el Plan de Dios quiere decir unirnos a Él en la obediencia del amor. Este es el único camino por el cual podemos ser partícipes de la divinidad.


¡Qué gran amor nos ha manifestado el Padre al hacernos sus hijos e incorporarnos al misterio de la Trinidad!

viernes, 17 de mayo de 2013

Pentecostés

Este Domingo celebramos Pentecostés.

Cincuenta día después de la Pascua, el Espíritu Santo descendió sobre la primera comunidad fundada por Jesús y desde entonces ella ha proclamado el Evangelio a todos los hombres.

No fue esa la primera vez que recibieron el Espíritu, pero a partir de entonces el testimonio se hizo universal, de allí que con Pentecostés se inaugura el tiempo de la Iglesia como continuadora de la obra redentora de Cristo.

En el año de la Fe debemos tener muy presente que esta misma Fe es un Don otorgado por Dios en el Bautismo, lo cual se atribuye principalmente al Espíritu Santo. Sin embargo no se trata de una gracia divina para que la gocemos en el interior de nuestro corazón privadamente. Nada más lejos del cristianismo que una vivencia religiosa puramente emocional e interna.

El acontecimiento de Pentecostés nos recuerda que la Fe es para compartirla y proponerla en el respeto que toda conciencia humana merece. En definitiva, la Fe es para proclamarla. Predicarla no es proselitismo que busca adeptos. Es anuncio de la verdad revelada por Dios para la felicidad eterna de sus hijos. 

Pero, ¿qué es esa Verdad Revelada? Días atrás, hablando sobre Pentecostés, el Papa Francisco decía "La verdad no se aferra como una cosa: se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona", la de Jesús. Compartir y proclamar la Fe es colaborar con ese encuentro.

Es el Espíritu Santo el que propicia ese contacto con Jesús: en primer lugar en nosotros mismos y también en el corazón de los demás. Colaborar en que ese encuentro se produzca y sea fecundo es anunciar la Fe que hemos recibido.

Por eso hay que pedirle al Espíritu Santo que el contacto que tenemos con Jesús sea siempre más y más profundo y pedirle ser buenos colaboradores suyos en el encuentro con la Verdad que nuestro prójimo necesita.

Vivamos este Pentecostés 2013 invocando la fuerte presencia del Espíritu Santo en nuestras personas y en nuestras comunidades. Tratemos de conocerlo cada vez más y prestarnos a su acción Divina.


Un breve PPS

miércoles, 1 de mayo de 2013

1 de Mayo San José Obrero. El valor del trabajo

El Día del Trabajador tiene para la Iglesia una connotación especial. Se celebra a San José Obrero.
El Evangelio de hoy nos muestra a Jesús despreciado por ser el Hijo del carpintero y de la que llaman María.
El trabajo manual de artesano era icompatible con quien se dedicaba a cultivar su espíritu e inteligencia.
Tal vez hoy también haya varios que menosprecian este tipo de trabajos identificándolos erróneamente con un sector social y hasta étnico. En el mundo materialista que nos toca vivir, los empleos artesanales, domésticos o de alguna manera dependientes, son (en el terreno real) los menos remunerados y por tanto, los que menor capacidad económica brindan. En la sociedad del éxito inmediato, donde juega un papel preponderante el "factor suerte" (con lo cual Dios queda afuera), los trabajadores anónimos son los últimos. En efecto hoy se pondera la profesionalización que conlleva una carrera de estudios superiores, capaz de otorgar un trabajo redituable. Pero, sin embargo aún en el terreno de los profesionales, muchos consiguen un puesto simplemente por corruptos "amiguismos"
No es que haya que rechazar una formación académica. De hecho, Jesús en el Evangelio de hoy se presenta como alguien que, además de ser un artesano, sabe cultivar su espíritu e inteligencia. De allí la extrañeza de los nazaretanos cuando decen: "¿De dónde le viene esta sabiduría?"
Al respecto, la respuesta a esta pregunta bien puede ser: de su padre. De su padre por partida doble; del Padre Celestial, Sabiduría Eterna, Creador y Artesano del Universo; de su padre adoptivo, José, judío piadoso y artesano de la madera.
Lo intersante de todo esto es que el Hijo de Dios y del carpintero, se hizo trabajador con sus manos y sabio con su inteligencia. Ambas esferas no se contraponen en Cristo, se integran. Pero lo más interesante para nosotros es que en ellas vive con total humildad. No se engríe frente a los ignorantes, ni adopta la posición contestataria y resentida contra los intelectuales.
Por otro lado, al hacerse hombre el Hijo de Dios y dejarse educar humanamente por el carpintero, nos muestra que el valor del trabajo no viene del rédito económico que dé, ni del reconocimiento social del momento. Que el valor del estudio tampoco es mercantil; es decir,en tanto y en cuanto posibilite una entrada exitosa en el "mercado laboral"
El valor del trabajo y del estudio está ante Dios y la propia conciencia. El Libro del Génesis, en los primeros capítulos muestra al hombre como el encargado de toda la Creación. De mantenerla, hacerla prosperar y hasta embellecerla. Eso es lo que debemos lograr con nuestras tareas. Hacer del mundo, dentro de sus inevitables imperfecciones, la antesala del Reino de Dios, para mí y para los demás. Sin tomar la actitud del cachorro que destruye todo, simplemente porque es posible hacerlo, divertido, y la del perro del hortelano que no come, ni deja comer.
Descubramos en el trabajo intelectual o manual, no solamente nuestra dignificación, sino también nuestra santificación, porque es una tarea que el Hijo Divino del carpintero también realizó, compartió y comparte con nosotros. Somos hermanos de Cristo Obrero, los que trabajamos hoy y los que nos preparamos para hacerlo.
José el carpintero, es también el esposo de María, la Madre, la ama de casa. Que sublimes tareas son estas las de la mujer, aunque no sean las únicas, ni las inhabiliten para realizar otras.
Feliz día del trabajador