Existen una serie de razones por las que esta denominación no corresponde a las parejas homosexuales. Es necesario tener en cuenta que esta cuestión no es únicamente religiosa, sino también jurídica y social. Por este motivo el siguiente artículo se enfoca sobre todo en esto último. Para ver lo concerniente al Matrimonio como Sacramento, remitimos al lector al Catecismo de la Iglesia Católica que trata específicamente este tema
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Vocaciones
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domingo, 27 de junio de 2010
COMENTANDO EL EVANGELIO DEL DOMINGO (13 T. O. "C")
El excusómetro:
Hay excusas que son verdaderas y excusas que no lo son. Por lo general la mayor parte de las excusas que ponemos no suelen ser verdaderas. ¿Cuándo ponemos una excusa? Cuando no queremos hacer algo. Cuando no nos gusta. Cuando no nos conviene. Casi siempre la excusa nos lleva a pensar primero en uno mismo. La excusa es casi siempre bastante egoísta.
Jesús nos invita a seguirlo, y lo seguimos por el camino del amor a los demás, él pasó haciendo el bien... nos invita a caminar también haciendo bien y haciendo el bien.
¿Puede haber excusas para hacer bien y hacer el bien?
A Jesús no se lo sigue con los pies, se lo sigue primero con el corazón. Lo seguimos cuando...
Ponemos excusas cuando...
Lo seguimos sin excusas cuando...
Seguir a Jesús es saber que lo que me invita a vivir es lo mejor, para mí y para todos, Seguir a Jesús e decirle siempre que sí.
Hay excusas que son verdaderas y excusas que no lo son. Por lo general la mayor parte de las excusas que ponemos no suelen ser verdaderas. ¿Cuándo ponemos una excusa? Cuando no queremos hacer algo. Cuando no nos gusta. Cuando no nos conviene. Casi siempre la excusa nos lleva a pensar primero en uno mismo. La excusa es casi siempre bastante egoísta.
Jesús nos invita a seguirlo, y lo seguimos por el camino del amor a los demás, él pasó haciendo el bien... nos invita a caminar también haciendo bien y haciendo el bien.
¿Puede haber excusas para hacer bien y hacer el bien?
A Jesús no se lo sigue con los pies, se lo sigue primero con el corazón. Lo seguimos cuando...
Ponemos excusas cuando...
Lo seguimos sin excusas cuando...
Seguir a Jesús es saber que lo que me invita a vivir es lo mejor, para mí y para todos, Seguir a Jesús e decirle siempre que sí.
domingo, 20 de junio de 2010
CHE, PARA VOS...
¿Quién es Jesús?
La pregunta de Jesús en el evangelio de hoy no ha dejado de resonar desde que él la pronunciara hace dos mil años: "¿quién dice la gente que soy yo?" Un modo sencillo de comprobar su actualidad es ir a las librerías y descubrir cómo casi cualquier cosa que se escriba sobre Jesús despierta interés, así se trate de colecciones de mitos y mentiras, como es el caso del "Código de Da Vinci."
La diversidad de respuestas sugiere la inmensa riqueza interior del misterio de Cristo: revolucionario y filósofo, reformador social, profeta notable, poeta extraordinario, eximio taumaturgo, líder íntegro y fascinante, amigo entrañable y fiel, espejo de todas las virtudes, modelo de oración y vida espiritual, maestro maravilloso, y muchas cosas más.
En él vemos cumplidas las promesas del Antiguo Testamento y en él hallan lugar nuestras más hondas y legítimas aspiraciones. Hacia él miran las antiguas profecías y en él tienen su paradigma los reyes. Su lenguaje, su vida y su sufrimiento lo hacen cercano a todos, de modo que los niños entienden cuando les habla aunque los más grandes pensadores no terminarán de sumergirse en la profundidad de su lenguaje. Su belleza no riñe con su vigor; su majestad no disuena frente a su humildad; su cercanía no le hace menos solemne ni su visible dignidad le aleja de nosotros. Es santo y compasivo, puro y sin embargo amigo de pecadores, lleno de ternura y a la vez poseedor de una fortaleza incomparable y un esplendor que deja impotentes a sus adversarios.
Jesús es la gran respuesta y la gran pregunta. Capaz de cuestionar nuestras seguridades y a la vez de curar nuestros miedos. Es sacerdote y víctima del sacrificio a la vez. Reina desnudo y escarnecido. Trae la salud pero ha sido herido; es fuente de vida y acepta morir a manos de criminales; es elocuente incluso cuando calla y muere proclamando su propia victoria. Su vida es un océano de amor y de luz; su misterio es fascinante, inagotable y fecundo.
(Fray Nelson Medina op, resumido por pbro. Jose Casimiro)
La pregunta de Jesús en el evangelio de hoy no ha dejado de resonar desde que él la pronunciara hace dos mil años: "¿quién dice la gente que soy yo?" Un modo sencillo de comprobar su actualidad es ir a las librerías y descubrir cómo casi cualquier cosa que se escriba sobre Jesús despierta interés, así se trate de colecciones de mitos y mentiras, como es el caso del "Código de Da Vinci."
La diversidad de respuestas sugiere la inmensa riqueza interior del misterio de Cristo: revolucionario y filósofo, reformador social, profeta notable, poeta extraordinario, eximio taumaturgo, líder íntegro y fascinante, amigo entrañable y fiel, espejo de todas las virtudes, modelo de oración y vida espiritual, maestro maravilloso, y muchas cosas más.
En él vemos cumplidas las promesas del Antiguo Testamento y en él hallan lugar nuestras más hondas y legítimas aspiraciones. Hacia él miran las antiguas profecías y en él tienen su paradigma los reyes. Su lenguaje, su vida y su sufrimiento lo hacen cercano a todos, de modo que los niños entienden cuando les habla aunque los más grandes pensadores no terminarán de sumergirse en la profundidad de su lenguaje. Su belleza no riñe con su vigor; su majestad no disuena frente a su humildad; su cercanía no le hace menos solemne ni su visible dignidad le aleja de nosotros. Es santo y compasivo, puro y sin embargo amigo de pecadores, lleno de ternura y a la vez poseedor de una fortaleza incomparable y un esplendor que deja impotentes a sus adversarios.
Jesús es la gran respuesta y la gran pregunta. Capaz de cuestionar nuestras seguridades y a la vez de curar nuestros miedos. Es sacerdote y víctima del sacrificio a la vez. Reina desnudo y escarnecido. Trae la salud pero ha sido herido; es fuente de vida y acepta morir a manos de criminales; es elocuente incluso cuando calla y muere proclamando su propia victoria. Su vida es un océano de amor y de luz; su misterio es fascinante, inagotable y fecundo.
(Fray Nelson Medina op, resumido por pbro. Jose Casimiro)
sábado, 19 de junio de 2010
jueves, 17 de junio de 2010
Videos de Mision en Payogastilla, enero 2010
Grupo "Alma Misionera" de la Parroquia de San Carlos (San Carlos - Salta, Argentina) quiere compartir algunos videos de la misiones de verano 2010.
sábado, 12 de junio de 2010
jueves, 3 de junio de 2010
CARTA A LOS CRISTIANOS - JUNIO 2010
HOJA INTERPARROQUIAL DE LA PRELATURA DE CAFAYATE
Nº 266 JUNIO 2010
Muy estimada familia:
Un saludo en este mes del Corazón de Jesús. Que brote también, de cada uno de nuestros corazones, un saludo a quien más nos ha amado: “¡Sagrado corazón de Jesús… En vos confío!”
El próximo día 11, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, se clausurará el “Año Sacerdotal”, que el papa Benedicto XVI inició, en esta misma fiesta, el pasado año. Ha sido este un año, según palabras del Papa, para “descubrir la belleza del sacerdocio y de cada sacerdote”. Dios quiera que lo hayamos logrado, a pesar de haber sido un año marcado, sobre todo en esos últimos meses, por la polémica y el escándalo, en gran parte atizado con saña, por los medios de comunicación.
Parafraseando a Teresa de Calcuta, para quien el nacimiento de cada niño demuestra que Dios aún no se ha cansado de los hombres; la ordenación de cada sacerdote prueba que su misericordia para con los mortales es infinita. Porque un sacerdote es: “cura de almas”, término hermoso y didáctico; un “mediador de la gracia”; “otro Cristo”, que en el ejercicio de sus funciones sacramentales, abre a sus hermanos de par en par las puertas del cielo.
En ocasiones abruman los sucesos repugnantes de presbíteros que abusaron de su condición para cometer las más terribles tropelías. Por otra parte la televisión, el cine y la literatura, a veces, han presentado a los sacerdotes como personas execrables, haciendo pensar que el “ejercicio cural” necesita una revisión a fondo. Por eso mismo, este año sacerdotal, que ya concluye, ha sido una gran oportunidad para abrir puertas y ventanas y permitir que entren ráfagas de aire puro.
Puede que el sacerdocio sea uno de los ejercicios más complejos a los que se puede enfrentar un hombre. No sólo por dejar que sus pobres manos, su pobre boca, su inteligencia y voluntad, se conviertan, en determinadas ocasiones, en las de Jesucristo; sino por recoger, desde la mañana hasta la noche, las heridas de los seres humanos y tratar de sanarlas, como el hizo el Santo Cura de Ars. Ser sacerdote, y más en los tiempos que corren, es una aventura; pero una aventura divina, en la que la gracia de Dios sobresale por encima de la pobreza y debilidad humana.
Que la conclusión del año Sacerdotal, no signifique dejar de orar por los sacerdotes y las vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal. Todo lo contrario. Nuestro obispo Mariano nos decía: “Oren con insistencia por mis sacerdotes”.
Una oración ante el Corazón de Jesús y un saludo afectuoso para cada uno de ustedes.
Fr. Santiago Alcalde, OSA
Vicario de Pastoral
Para leer o imprimir completa la carta a los Cristianos de la Prelatura de Cafayate haz Click Aqui
Nº 266 JUNIO 2010
Muy estimada familia:
Un saludo en este mes del Corazón de Jesús. Que brote también, de cada uno de nuestros corazones, un saludo a quien más nos ha amado: “¡Sagrado corazón de Jesús… En vos confío!”
El próximo día 11, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, se clausurará el “Año Sacerdotal”, que el papa Benedicto XVI inició, en esta misma fiesta, el pasado año. Ha sido este un año, según palabras del Papa, para “descubrir la belleza del sacerdocio y de cada sacerdote”. Dios quiera que lo hayamos logrado, a pesar de haber sido un año marcado, sobre todo en esos últimos meses, por la polémica y el escándalo, en gran parte atizado con saña, por los medios de comunicación.
Parafraseando a Teresa de Calcuta, para quien el nacimiento de cada niño demuestra que Dios aún no se ha cansado de los hombres; la ordenación de cada sacerdote prueba que su misericordia para con los mortales es infinita. Porque un sacerdote es: “cura de almas”, término hermoso y didáctico; un “mediador de la gracia”; “otro Cristo”, que en el ejercicio de sus funciones sacramentales, abre a sus hermanos de par en par las puertas del cielo.
En ocasiones abruman los sucesos repugnantes de presbíteros que abusaron de su condición para cometer las más terribles tropelías. Por otra parte la televisión, el cine y la literatura, a veces, han presentado a los sacerdotes como personas execrables, haciendo pensar que el “ejercicio cural” necesita una revisión a fondo. Por eso mismo, este año sacerdotal, que ya concluye, ha sido una gran oportunidad para abrir puertas y ventanas y permitir que entren ráfagas de aire puro.
Puede que el sacerdocio sea uno de los ejercicios más complejos a los que se puede enfrentar un hombre. No sólo por dejar que sus pobres manos, su pobre boca, su inteligencia y voluntad, se conviertan, en determinadas ocasiones, en las de Jesucristo; sino por recoger, desde la mañana hasta la noche, las heridas de los seres humanos y tratar de sanarlas, como el hizo el Santo Cura de Ars. Ser sacerdote, y más en los tiempos que corren, es una aventura; pero una aventura divina, en la que la gracia de Dios sobresale por encima de la pobreza y debilidad humana.
Que la conclusión del año Sacerdotal, no signifique dejar de orar por los sacerdotes y las vocaciones a la vida consagrada y sacerdotal. Todo lo contrario. Nuestro obispo Mariano nos decía: “Oren con insistencia por mis sacerdotes”.
Una oración ante el Corazón de Jesús y un saludo afectuoso para cada uno de ustedes.
Fr. Santiago Alcalde, OSA
Vicario de Pastoral
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