domingo, 18 de septiembre de 2016

Homilía Domingo 25 º del tiempo Ordinario- Jubileo de Cáritas Prelaticia




Estamos celebrando el Jubileo de Cáritas. 
Después del retiro en el que hemos compartido la espiritualidad de Cáritas, iluminada por la palabra de Dios y también por la enseñanza de la iglesia. Y una de las cosas que hemos visto marcadamente, es que Jesucristo es el rostro de la Misericordia del Padre. Quien quiera conocer al Padre tiene que mirar a Jesús. Y en Jesús lo que vemos es un rostro Misericordioso.
 Y este Rostro Misericordiosos de Jesús, nos invita a su vez, a que tengamos también nosotros una actitud de misericordia que revele el Corazón del Padre y que revele el corazón de Jesús, de quien nosotros somos discípulos:
 Sean misericordiosos como el Padre de Uds. es misericordioso.
  Y una de las cosas que podemos prestar atención en la liturgia de hoy, es la antífona del salmo. Ese versito que vamos contestando en cada una de las estrofas:
                                                Alaben al Señor, que alza al pobre, que lo pone de pie.
Y la última estrofa del salmo que la iglesia nos propone para meditar hoy precisamente dice esto: Él, es decir Dios, levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacerlo sentar entre los nobles, entre los nobles de su pueblo.
 Esta actitud de Dios que levanta al pobre de su miseria, otras traducciones dicen: levanta al pobre de su basura. Esta actitud de Dios es una actitud de misericordia.
Dios lo hace no porque el pobre se lo merezca, sino porque lo necesita. No lo hace como quien le da un, premio al que sufre de pobreza, sino que lo hace como un regalo gratuito. Y la misericordia es eso... obrar gratuitamente por amor.
 Si nosotros, tenemos que ser misericordiosos como el Padre, viviendo el carisma de Cáritas. Podemos prestarle atención a esta imagen bíblica del que el salmo nos habla, porque nosotros entramos en contacto con las llagas de nuestro prójimo, con las pobrezas de nuestra gente.
Ser misericordiosos como el Padre es Misericordioso como el Padre significa alzar al pobre desde su miseria…para sentarlo entre los nobles… para descubrirle su dignidad. Y no caer en la manera de pensar mundana de la que nos hablaba el profeta Amos en la 1º lectura cuando acusa a los dirigentes de su pueblo, diciendo que, ellos pisotean al indigente, para hacer desaparecer a los pobres del país, que  los compran  por un par de sandalias..
Quien vive el carisma de Cáritas, no puede caer en esto.  No puede interpretar que su acción desde esta institución es solamente para acallar la conciencia o para comprar a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias… con unas zapatillitas que demos ya está… Para quedarnos tranquilos y para que las cosas sigan igual.
Quien vive el carisma de Cáritas y trata  de mostrar el rostro Misericordioso del Padre, no se  puede contentar con eso porque , eso nos iguala con  el resto de la sociedad, que tiene esta mirada mundana y utilitarista del pobre, al que lo usa… para  sus propios beneficios y sacarles provecho para sus propios fines.
No, no es eso lo que nosotros debemos hacer… Nosotros al ser misericordiosos como el Padre, o por lo menos al querer serlo, al intentarlo… habremos de ser aquellos que alzan de la basura, de la miseria al pobre, para sentarlo entre los nobles.  Es decir para mostrarles la altísima dignidad que Dios les dio a pesar: de los problemas económicos y sociales en los que pueda haberse metido, por culpa propia o por culpa de otros que están más arriba. Eso ya depende, pero cultivarle la dignidad que Dios le dio.
 El evangelio de hoy nos habla también un poco de esto cuando dice no se puede servir a dos señores. NO se puede servir a Dios y al dinero. Porque lo que genera pobreza es la adoración al dinero, nos guste o no. Por qué hay pobre, porque hay injusticias? Porque hay algunos que quieren tener de todo aunque los demás se mueran de hambre. No se puede servir a dos señores. No se puede servir a Dios y al dinero.  Nosotros como institución de Cáritas, habremos de manejar el dinero, pero sin adorarlo. Gánense amigos, decía Jesús en el evangelio de Hoy, con el dinero de la injusticia así cuando este les falte a Uds. tengan Ud. quienes los reciban en las moradas eternas.
 Quienes son estos, que nos van a recibir en las moradas eternas?  Siguiendo el pensamiento de Lucas, que es el evangelio que cavamos de escuchar… eso son los pobres. La formulación que trae Lucas en la proclamación de las bienaventuranzas dicen: bienaventurados los pobres. El uso del dinero que tengamos que hacer es para beneficio de éstos que nos pueden recibir en las moradas eternas.  Y por eso, este señor… que se llama plata, que se llama dinero, no puede ser nuestro dios. Nosotros tenemos que aprender a manejarlo, para el bien de los que lo necesitan. Para alzar de la miseria al pobre y sentarlo entre los nobles. Pero no podemos manejarlo para rendirle homenaje, culto y adoración… y en su honor sacrificar a nuestros propios pobres.
 Que hermosos que nosotros, vivamos así iluminados por la palabra del Señor y le mostremos a los que sufren pobreza que hay una riqueza inigualable,  que nunca puede ocupar lugar en el bolsillo pero que hace grande el corazón… la riqueza de Dios. Nosotros estamos llamados a levantar al pobre de su miseria para sentarlo entre los nobles, entre los príncipes, descubriéndoles su dignidad. Muchas veces eso nos va a poner en contacto con el dinero, pero más allá de eso lo importante es que el pobre se dé cuenta: de que Dios es su fortaleza, Dios es su grandeza, Dios es su riqueza…
 Esto no impide que el pobre trate de prosperar materialmente, al contrario tiene que ver con eso. Pero qué triste sería que les llenemos los bolsillos a los pobres para que adoren al dinero que les pusimos en ellos. No cumpliríamos con lo que Dios nos pide.
 Nuestro desafío es, mostrar que la verdadera riqueza del hombre está en el amor de su Dios. Que, con la riqueza uno puede prosperar económica mente… sí, pero sin hacer de eso el sentido y la finalidad de su vida. La finalidad de su vida es mucho más grande, porque es mucho más grande su dignidad, su dignidad no tiene precio.
Por eso hermanos en esta tarde les vamos a pedir al Señor, que nos utilice… como instrumentos suyos para elevar al pobre de su miseria, para mostrarle la dignidad que Dios le dio, para mostrarle cuál es su verdadera riqueza, donde radica su grandeza,  cual es la vocación a la que está llamado, aquello que lo va hacer plenamente feliz.
María madre de Misericordia, es el rostro materno de Dios, rostro por lo tanto lleno de ternura, lleno de misericordia que nos ayude con su oración a mostrar el rostro misericordioso del padre, el rostro misericordioso de Jesús. Que les alegre la vida a nuestros hermanos, que les devuelva la dignidad, aquella dignidad que mucha gente no quiere mirar. Así sea.
Pbro. Flavio R. Quiroga
San Carlos