San Lucas (15,1-32):
En las lecturas que hemos escuchado particularmente en el
evangelio, hay una oveja que se pierde, una moneda que se extravía, hay un hijo
que se va de la casa de sus padres.
Estas son las escenas que nos propone el evangelio. Quien no
se ha extraviado en algún momento de la vida? Quien no ha perdido algo
importante de su existencia? Quien no ha abandonado la casa del padre cuando se
ha enojado con alguien o ha querido
hacer otro tipo de vida?..
Son situaciones importantes
e interesantes que el Señor manifiesta, precisamente porque los fariseos y los
escribas, las personas entendidas de la Ley y piadosas no entendían por que Jesús
conversaba con pecadores, es decir con gente de mala fama.
El Señor explica eso: Dios están bueno, que es capaz de
dejar a 99 ovejas para ir a buscar
a la que se extravió, porque esa…
esa es
importante… Él la quiere… Él la ama… y no la va a retar, sino que la va
a cargar sobre sus hombros y la va devolver a su corral.
Dios es tan bueno… Dios es tan grande, tan misericordioso y
nos quiere tanto… que nos pone el ejemplo de esa mujer que tiene más o menos lo
equivalente a 2000$, se le pierden 200 y prende todas las luces de la casa para
buscarla. Y cuando los encuentra, llama a sus vecinos para que participen de su
gozo por haber encontrado la moneda que
se perdió…
Dios nos quiere tanto…
Dios nos cuenta a cada uno de nosotros por lo que somos y nos quiere de tal manera
que nos está siempre esperando cuando nos hallamos idos de la casa del Padre y
nos hallamos despilfarrando la herencia.
Son las parábolas del
Señor… Son las parábolas de la misericordia que Dios nos propone a cada uno y nos
incita a meditar….
Quien no se perdió en
alguna ocasión de su vida como la oveja del corral?
Quien no perdió algo importante de su existencia por sus
malas obras o descuidos? Quien no ha abandonado en alguna ocasión los afectos,
cariños y amores de la casa de su padre
por querer buscar la felicidad y encontrar el camino equivocado?
Nuestro Padre es quien nos busca,
es Él quien nos quiere, quien nos ama y por tanto nuestras disposición y precisamente
nuestra actitud ha de ser la del que
recibe de los demás hermanos con el corazón
y un espíritu generoso…
Seremos nosotros como
el Padre Misericordioso que no tiene en cuenta los extravíos y los pecados o
seremos como el hijo que recrimina a su padre que sea bueno?...
Quiera Dios, que cada
uno de nosotros: hijos de ese magnífico Padre, hermanos de este Señor nuestro que nos busca, iluminados por la
gracia del Espíritu, podamos ser testigos de su bondad y su amor para ser compasivos y misericordiosos.
Que así sea!
Pbro.
Walther Gonza
Parroquia N.
Sra. del Rosario
Catedral de Cafayate