De la lectura del santo evangelio según San Lucas (11,1-13):
El evangelio narra que un día Jesús había madrugado porque
quería orar a solas. Los apóstoles salen a buscarlo y lo encuentran concentrado
con su padre. Al volver, no hacen otra cosa que pedirle: “enséñanos a rezar”. Quizás
nos preguntemos ¿para qué rezar? Si Dios sabe mejor que nosotros lo que nos
hace falta
Nuestra oración no
consiste en Pedir sólo pedir. Necesitamos mentalizarnos que sin Él nada somos.
Oración es alabarlo y agradecerle todo cuanto nos ha dado,
empezando por la vida, la fe…Oración es ponernos dócil y confiadamente en sus
manos. Oración es tomar conciencia de que así como Él es con nosotros, nosotros
debemos ser con nuestros prójimos, tal como Jesús enseña que si no perdonamos
de corazón, no esperamos perdón de Dios. La oración del Padre Nuestro más que
una fórmula para memorizar es la divina receta de la vida diaria.
Pongámosla en práctica!
Pbro. Roberto Aguirrez