SEÑOR, no esperes más...
Corta esta florecilla, no se mustie y se deshoje.
Quizá no tengas sitio para ella en tu guirnalda;
pero hónrala, lastimándola con tu mano, y arráncala,
no sea que acabe el día sin que yo me dé cuenta,
y se pase el tiempo de la ofrenda.
Aunque su color sea tan pobre, y tan poco su olor,
¡Anda, ten esta flor para ti, arráncala ahora que es tiempo!
Rabindranaz Tagore