El primer dìa de la primavera evoca la juventud con su florecer tierno e irreprimible, por eso se lo dedica a los estudiantes.
En Argentina también se debe a que un 21 de Septiembre de 1888 se repatriaron los restos de Sarmiento.
Una cosa interesante es prestar atención a que no se habla del día de los jóvenes, sino de los estudiantes porque es esta cualidad la que puede mantener joven a cualquier ser humano, el ansia de aprender, de estudiar.
A lo largo de todos los 21 de Septiembre, que han visto pasar generaciones enteras, se invita a la alegría. Alegría parece ser el gran ideal para esta fecha.
La pregunta es qué tipo de alegría se les propone a los jóvenes estudiantes. Podemos hacer ya mismo un largo listado donde no todo lo que brilla es oro y donde hay cosas que ni siquiera brillan.
Pero lo más desafiante para nosotros como Iglesia es si somos un testimonio alegre del Evangelio.
Los jóvenes muchas veces huyen de nosotros, las causas pueden ser muchas, pero una de las tantas puede ser que nos falte alegría en el testimonio.
Esa alegría sana que no siempre se les brinda a los chicos todos los 21 de Septiembre y todos los días del año, podemos propiciarla nosotros, porque tenemos una Buena Noticia y toda buena noticia produce alegría.
La juventud siempre tuvo cosas reprochables y criticables, pero tal vez sea el momento de ofrecerles una alternativa, antes de seguir señalándola con el dedo acusador.
Nuestra Buena Noticia, es siempre Nueva y renovante. Dicho de otro modo, rejuvenecedora. Animémonos a darla con un corazón sonriente y feliz.
Feliz día de la primavera a los que, aprendiendo siempre, mantienen el corazón joven.