Con el Miércoles de Ceniza comienza el tiempo de la Cuaresma. Este tiempo es el de la preparación para la Celebración de la Pascaua. Considerado como un tiempo fuerte, su finalidad es el de adentrarnos en nuestra vida cristiana, comunitaria y personal, para profundizar o corregir nuestras opciones.
Este Miércoles que inicia la práctica cuaresmal está caracterizado por la imposición de la ceniza. La misma es colocada en la cabeza de los participantes de la misa de ese día, aunque este gesto también puede realizarse en celebraciones fuera de la Celebración Eucarística, particularmente si se trata de enfermos o ancianos impedidos de acudir a ella.
La Ceniza sobre la cabeza es una acción penitencial tomada del Pueblo de Israel, documentada en varios pasajes del Antiguo Testamento, a la que se asociaba el uso de una indumentaria particular (ropa de penitencia: sayal o saco). La Iglesia continuó utilizándola en celebraciones penitenciales, en las que se confesaban las faltas delante de toda la comunidad. Para la readmisión a ella se debía esperar hasta la Pascua siguiente. Al caducar paulatinamente esta forma de reconciliación, se conservó el gesto para el inicio de la Cuaresma, ya sin el uso del hábito penitencial; cuarenta días antes de la celebración de la Resurrección.
El ayuno y la abstinencia, obligatorios para los mayores de edad hasta los cincuenta y nueve años, acompañan a esta costumbre eclesial, siendo la manifestación del deseo interior de convertir la vida a las exigencias liberadoras del evangelio. De manera que, sin esa disposición interior, estas prácticas pueden ser un ritualismo que hay que evitar a toda costa.
Es de particular importancia que pidamos a Dios, quien quiere que todos los hombres se salven, la gracia del arrepentimiento sincero de nuestras faltas y el deseo de aproximarnos más al estilo de vida de Jesús.
Enlaces realacionados:
http://www.iglesia.org/articulos/ceniza.php
http://es.catholic.net/celebraciones/120/301/articulo.php?id=1259
Este Miércoles que inicia la práctica cuaresmal está caracterizado por la imposición de la ceniza. La misma es colocada en la cabeza de los participantes de la misa de ese día, aunque este gesto también puede realizarse en celebraciones fuera de la Celebración Eucarística, particularmente si se trata de enfermos o ancianos impedidos de acudir a ella.
La Ceniza sobre la cabeza es una acción penitencial tomada del Pueblo de Israel, documentada en varios pasajes del Antiguo Testamento, a la que se asociaba el uso de una indumentaria particular (ropa de penitencia: sayal o saco). La Iglesia continuó utilizándola en celebraciones penitenciales, en las que se confesaban las faltas delante de toda la comunidad. Para la readmisión a ella se debía esperar hasta la Pascua siguiente. Al caducar paulatinamente esta forma de reconciliación, se conservó el gesto para el inicio de la Cuaresma, ya sin el uso del hábito penitencial; cuarenta días antes de la celebración de la Resurrección.
El ayuno y la abstinencia, obligatorios para los mayores de edad hasta los cincuenta y nueve años, acompañan a esta costumbre eclesial, siendo la manifestación del deseo interior de convertir la vida a las exigencias liberadoras del evangelio. De manera que, sin esa disposición interior, estas prácticas pueden ser un ritualismo que hay que evitar a toda costa.
Es de particular importancia que pidamos a Dios, quien quiere que todos los hombres se salven, la gracia del arrepentimiento sincero de nuestras faltas y el deseo de aproximarnos más al estilo de vida de Jesús.
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http://www.iglesia.org/articulos/ceniza.php
http://es.catholic.net/celebraciones/120/301/articulo.php?id=1259