Queridas familias:
¡Paz y Bien en el Señor Jesús!
¿Cómo no decir al abrir los ojos cada mañana “¡Que maravilloso es estar con vida!” “¡Gracias Señor por este regalo!”? Sí, querida familia, la vida está hecha de millones de momentos, vividos de mil maneras distintas o diferentes. Algunos buscan amor, paz, armonía, comprensión, ternura; otros simplemente se “conforman” con sobrevivir hasta que descubren, que no hay momentos más plenos que aquel en el cual descubrimos con gozo, que la vida con sus constantes alegrías y sus penas, debe ser vivida a plenitud, gozando cada momento que se nos ofrece y es una invitación a soñar y luchar hasta el último día.
Por eso este mes inicia con la fiesta de “Todos los Santos”, los que están en los altares y los miles de millones que, felices, han hecho de su vida una entrega silenciosa y abnegada al proyecto de Jesús y a sus hermanos.
No olviden que la santidad es un llamado a todos, con las mismas posibilidades. Un apostar por Jesús y su Reino, en las pequeñas cosas de cada día y amar a nuestros hermanos, especialmente en este mes a los más necesitados: los enfermos, cuidándolos con mucho amor y entrega.
También se nos invita en el día dos a rezar por nuestros queridos difuntos, para que puedan gozar en plenitud del amor misericordioso de Dios, porque la muerte es un paso necesario del cual no podemos escapar. Según como haya sido nuestra relación con el Señor en esta vida, así será nuestra partida. Dios quiera que sea con mucha paz y conscientes de haber cumplido con la misión encomendada.
Por eso queridos hermanos, cómo no dar gracias al Buen Dios por el don de la Vida, por permitirnos llegar a este mes que nos propone, desde su primer día, detenernos en revisar nuestra vida y no temer perder el mundo por ganarlo a Él.
Unidos en la oración con Jesús y María.
Hna. Any Reyes
Agustina Misionera en Cafayate
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