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viernes, 25 de febrero de 2011
Carta a los Cristianos Marzo 2011
Querida Familia:
Un saludo y un deseo en el “Año de la Vida”: ¡Que sean muy felices creando vida!
Y crear vida, lo sabemos, es oponerse a la muerte. A este respecto, vienen a mi memoria, las palabras de Mons. Enrique Angelelli, que todavía tienen actualidad, cuando decía: “Se mata la vida cuando se mata al niño antes de nacer… Cuando se "roba" el pan de los hogares y se "vacía" de bienes al país... Cuando no hacemos crecer la vida en nuestro pueblo por falta de una adecuada educación... Cuando dividimos y sembramos la cizaña de la discordia y del odio entre los conciudadanos... Cuando por la infidelidad destruimos los hogares... Cuando hacemos pingues negocios con la pornografía, la droga, la trata de blancas etc.… matando la inocencia de nuestros niños, frustrando los ideales sanos y generosos de nuestra juventud y destruyendo los hogares...Cuando le negamos a Dios el lugar que tiene en la vida de cada persona y en la comunidad de los hombres...”
Este año 2011, nuestros obispos lo han destinado a reflexionar y defender la vida en todas sus formas, porque nunca, como ahora, la vida ha estado tan amenazada de muerte. Pero no hay que perder la esperanza. Recuerdo a este respecto la viñeta de un cómic, en la que una cigüeña llevaba en un atadito a un bebé en su pico. Debajo de ella un anciano la mira y al ver al niño exclama: “¡Mientras haya vida habrá esperanza!”. Y el bebé le responde: “¡Mientra haya esperanza habrá vida!”.
Sí, vida y esperanza siempre van unidas. Ya sé que muchos no lo ven así y por eso creen que, cada hijo que nace es un nuevo problema que resolver, sobre todo en los lugares donde hay más pobreza. Pero si valoramos a cada persona por lo que es, y rompemos los esquemas del egoísmo, nos daremos cuenta que cada niño que nace, incluso en condiciones de pobreza, nos obliga a todos a agudizar nuestro ingenio; a trabajar por darle lo que necesita; a distribuir mejor las riquezas de una sociedad que vive en medio de injusticias clamorosas; y a dejarle crecer como un nuevo ciudadano que podrá, si acoge la semilla de una buena educación, mejorar a esta humanidad y hacerla algo más justa y menos egoísta. A esto es a lo que en nos llama la Cuaresma que comienza el día 9.
Mientras haya esperanza habrá vida. Esto lo entendió muy bien San José, cuya fiesta celebraremos el próximo día 19, y la Virgen María en el momento de la Anunciación (día 25) Porque, no olvidemos, Dios es el dueño de la vida y nosotros somos sus administradores. Y al final seremos juzgados por cómo la hemos administrado.
Fray Santiago Alcalde, OSA
Vicario de Pastoral
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