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viernes, 26 de marzo de 2010
Día del Niño por Nacer
Hoy, 25 de Marzo, celebramos el día del Niño por Nacer, en referencia a la Concepción Virginal de Jesús en el vientre purísimo de María Santísima. Para los creyentes la dignidad de la vida humana, más que dignidad es sacralidad. De allí el enorme respeto que se debe a todo hombre desde el primer momento de su existir. La enorme dignidad del hombre se manifiesta en su inteligencia, su voluntad y su libertad, pero sobre todo en su capacidad de amar. Amar, en el ser humano, no es sólo sentir afectos, sensaciones y emociones. Es eso y mucho más que eso: es saber a quién se ama, es preferir y elegir a quien se ama, es preguntarse por el mismo amor. Esta misma dignidad se manifiesta también por la sed de trascendencia, cuya manifestación inmediata es la religiosidad, pero también la búsqueda y el deseo de realizar valores. No hay ser humano que no ame (aunque no siempre bien), ni ser humano que se niegue a lo trascendente. Eso es lo que muestra y demuestra su dignidad. Esta dignidad en las Escrituras es Sacralidad. El hombre. más que digno, es sagrado. El mismo hecho de que la Biblia, al narrar la creación del hombre, describa a Dios amasando el barro de su humanidad, tocándolo, ya nos habla mucho sobre esto. Por lo demás, el Génesis cataloga al hombre como "imagen y semejanza" divina. Para los cristianos, esta sacralidad da un salto infinito al considerar la Encarnación del Hijo de Dios. Él se ha hecho hombre y eso cualifica a todos los hombres. Si el Rabbí de Nazareth, Jesús, es sagrado por ser Hijo de Dios, todos sus hermanos los hombres, han sido enaltecidos. Cristo forma parte de nuestra humanidad y eso la sacraliza. Por otra parte, el Hijo de Dios se ha hecho hombre por amor al hombre para redimirlo y esta Redención es la que lo hace también sagrado. Le pidamos a María Santísima en quien este misterio se realizó que crezcamos cada día en la conciencia de nuestra dignidad sagrada de hijos de Dios
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