El Papa nos alienta a combatir la corrupción, este mal viralizado en el mundo. Nos propone para ello denunciarla, pero también entenderla para contrarrestar sus efectos devastadores proponiendo un estilo de vida distinto.
Una forma de vivir en el que se priorice la misericordia, entendida como compasión comprometida con el prójimo necesitado, por sobre la mezquindad. Una manera de ser que lleve a descubrir la belleza. Aquella que resplandece en la creación de la cual forma parte integrante la persona humana. Belleza que requiere cuidado, cultivo y respeto.
Propone también contrarrestar la corrupción con la oración por aquellos que padecen sus consecuencias, como así también por aquellas personas que ocupando cargos de alto poder se encuentran también en alto riesgo de caer en sus redes.
Unámonos a esta campaña confiando en el Señor que obra en los corazones. Confiemos en la intercesión de la Virgen María, la mujer simple y veraz que vive la alegría de estar atenta a la belleza del prójimo y de toda la naturaleza, siempre necesitados de una actitud misericordiosa.